Las cuidadoras tienen la tarea de generar un ambiente agradable y seguro para el adulto mayor, cuando éste se encuentra en una situación de dependencia (es decir, que no puede valerse por sí solo).
Esto implica mantener su habitación limpia y arreglada (para evitar tropiezos y la pérdida de objetos), preparar su comida, mantener el aseo personal y realizar actividades fuera del hogar, como ser compras y paseos.
En pocas palabras, las cuidadoras se responsabilizan por las necesidades básicas del paciente y de su entorno, pero debe aclararse que no son responsables de cuidar del resto de la familia.
